En un mundo dónde la gente de alrededor se queja por todo, de detalles que realmente son insignificantes, en un mundo en el que ves las noticias y en un lugar han muerto en un fin de semana 2000 personas más que en otro, me pregunto ¿cómo he de ser? ¿Por qué cosas puedo sentirme afortunada? ¿De qué puedo quejarme y de qué no?
Veo a mis primos infelices tras recibir 18 regalos por Navidad porque justo falta el que más deseaban. ¿Cómo se les puede mostrar a niños del "primer mundo" (nombre que detesto utilizar para referirme a la situación de los países) lo que realmente tienen? No puedes pasarles por las narices el estado de los niños en otras partes del mundo, niños que a sus edades ya trabajan y sus juguetes son un trapo y un cubo de fregar. Creo que los padres deberían hacer acuerdos con amigos y familiares para, no sé, en Navidad que cada niño reciba tres regalos en total; los valoraran más y se lo pasarán mejor.
Aunque claro, luego la cosa no es tan fácil. El niño, llega al cole tras las vacaciones de invierno y el primer amiguito con el que se encuentra le pregunta "¿Cuántos regalos te han traído los reyes?" y el responde contento "Tres", a lo que su amigo le responde hinchando el pecho cual palomo " A mí 18". Entonces tu pequeño empezará a preguntarse por qué, si él ha sido bueno, y si hubiera sido malo, los reyes se lo habrían hecho saber con una bolsita de carbón (sí, carbón, me gustaría saber qué minas regentan esos tres y a quiénes explotan en ellas, Papá Noel por lo menos muestra abiertamente, en los calendarios de adviento con chocolatinas, que explota a pequeños elfos vestidos con mayas a rayas rojas y blancas).
Por la tarde, al recogerle del primer día de cole, cabizbajo, el niño te cuenta que a su amigo le han traído 15 regalos más que a él. En ese momento es cuando se te cae el alma a los pies, te acuerdas de toda la familia del amigo, y piensas "Plan A, fallido. En verano vamos a África" y sobre todo te preguntas "¿¡Cuántos regalos le traerán los reyes el año que viene!?".
Lo más fácil sería que los niños nacieran con la personalidad ya arraigada (con buenos valores y tal (!)) y sin riesgos a ser manipulados mentalmente.
Creo que hay que aprender a seleccionar los motivos de queja; si nadie se quejara, nunca mejoraríamos en nada.