viernes, 9 de diciembre de 2011

Seleccionando motivos de queja

En un mundo dónde la gente de alrededor se queja por todo, de detalles que realmente son insignificantes, en un mundo en el que ves las noticias y en un lugar han muerto en un fin de semana 2000 personas más que en otro, me pregunto ¿cómo he de ser? ¿Por qué cosas puedo sentirme afortunada? ¿De qué puedo quejarme y de qué no?

Veo a mis primos infelices tras recibir 18 regalos por Navidad porque justo falta el que más deseaban. ¿Cómo se les puede mostrar a niños del "primer mundo" (nombre que detesto utilizar para referirme a la situación de los países) lo que realmente tienen? No puedes pasarles por las narices el estado de los niños en otras partes del mundo, niños que a sus edades ya trabajan y sus juguetes son un trapo y un cubo de fregar. Creo que los padres deberían hacer acuerdos con amigos y familiares para, no sé, en Navidad que cada niño reciba tres regalos en total; los valoraran más y se lo pasarán mejor.
Aunque claro, luego la cosa no es tan fácil. El niño, llega al cole tras las vacaciones de invierno y el primer amiguito con el que se encuentra le pregunta "¿Cuántos regalos te han traído los reyes?" y el responde contento "Tres", a lo que su amigo le responde hinchando el pecho cual palomo " A mí 18". Entonces tu pequeño empezará a preguntarse por qué, si él ha sido bueno, y si hubiera sido malo, los reyes se lo habrían hecho saber con una bolsita de carbón (sí, carbón, me gustaría saber qué minas regentan esos tres y a quiénes explotan en ellas, Papá Noel por lo menos muestra abiertamente, en los calendarios de adviento con chocolatinas, que explota a pequeños elfos vestidos con mayas a rayas rojas y blancas).
Por la tarde, al recogerle del primer día de cole, cabizbajo, el niño te cuenta que a su amigo le han traído 15 regalos más que a él. En ese momento es cuando se te cae el alma a los pies, te acuerdas de toda la familia del amigo, y piensas "Plan A, fallido. En verano vamos a África" y sobre todo te preguntas "¿¡Cuántos regalos le traerán los reyes el año que viene!?".
Lo más fácil sería que los niños nacieran con la personalidad ya arraigada (con buenos valores y tal (!)) y sin riesgos a ser manipulados mentalmente.

Creo que hay que aprender a seleccionar los motivos de queja; si nadie se quejara, nunca mejoraríamos en nada.

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